La Educación Pública en nuestra Nación es irrenunciable
/En tiempos de pandemia, los maestros pasan a primera línea y recuperarán su otrora sin par prestigio social.
Históricamente el maestro partía la pana en el pueblo, delante de sus convecinos, que lo avalaban, cuando no lo elegían. Junto al cura y al barbero (sanitario) llevaban adelante cuantos servicios sociales eran necesarios, a saber: «mens sana in corpore sano», o como reza el lema benedictino «ora, et labora et lege».
A menudo era alguna de las madres o padres del pueblo, reconocida virtud por sus convecinos la que hacía las veces de maestra o maestro. En ocasiones se echaba mano de algún viejo hidalgo, capaz de contar anécdotas a los niños acerca de su linaje, el linaje de todos los hispanos, no con ánimo de entretener sino de instruir en una fraternidad, la española, que hunde sus raíces hace más de dos milenios.
Así el maestro devino hidalgo ante sus vecinos y se revistió de una aura de nobleza, como era menester. Entregado a la tarea de formar espíritus no solo en la técnica sino ante todo en la nobleza.
No pocas veces entre que fallecía el hidalgo o la Autoridad competente de la Res Pública enviaba un nuevo maestro, el párroco hacía las veces de tal. Interesado en buscar candidatos para su seminario, para lo cual un espíritu esforzado, atento y despierto era a menudo signo de vocación, el cura servía con devoción a la enseñanza.
Hete aquí que el dragón del ultraliberalismo puso sus ojos sobre los maestros, y el Estado hubo de burocratizar el sistema a fin de defenderlos de la mercantilización. El corazón de la nación, cuna de los espíritus españoles, el Sistema Educativo Español, estaba amenazado.
En los últimos decenios, en particular los últimos dos, algunos disfrazados de burócratas han alentado reacciones ultraliberales instrumentadas mediante estrategias de división. Forzando contenidos sin consenso, han buscado dinamitar la sana unidad (no uniformidad) del Sistema Educativo. Algunos padres y maestros, asfixiados por no pocos casos extremos de abusos, y la desvergüenza extrema de no pocos gestores políticos han visto en el cheque escolar una posible solución.
El cheque escolar es una solución peligrosa pues permitiría la mercantilización en un sector estratégico, dando la posibilidad a que políticos corruptos hiciesen la vista gorda frente a grupos de presión que vinculasen por ejemplo al sector educativo con otros sectores económicos. Llegando a subyugar no solo económicamente sino también espiritualmente algunos pueblos. Esto ya sucede y no lejos de aquí. Los monopolios son peligrosos. La propia Iglesia lo sabe y por ello los prelados no autorizan dos colegios de la misma orden en el mismo pueblo
El cheque escolar no es la solución. La solución es un Sistema Educativo Público supervisado por la Autoridad Política y cuya independencia venga defendida por la Autoridad Pública, y cuya alma sean los padres y maestros.
Se deben instalar sistemas de gobernanza, debidamente reglamentados, objetivos, transparentes, públicos, y en los cuales los maestros obtengan el reconocimiento profesional y delegación de poder de gestión desde los propios padres. Y cuyos procesos de participación vengan supervisados desde una Intervención Educativa pública pero independiente de la propia Consejería de Educación. En esa intervención y control deben tener voz y voto las autoridades municipales, y las Juntas de Distrito en las ciudades grandes.
El futuro de nuestra nación, España, se juega en la Educación.